Como si estuviera descodificando un archivo secreto, Néider Morantes, ardid del título que Medellín le ganó a Nacional, revela algo de no creer ocurrido antes de esa final…
“Tres de la mañana y nos estaban buscando por todo Medellín… Pedro me quería matar”, cuenta Néider Morantes en Dos puntos y aparte, programa del Canal Teleantioquia.
Quizás no haya otro partido más importante en la historia de los clásicos entre Atlético Nacional e Independiente Medellín que aquella final directa de 2004, la única en la historia, y que el “Poderoso”, con un equipo inferior, le ganó al “Rey de Copas”.
“En la semifinal, contra Cali, nosotros jugamos el miércoles aquí. Y Nacional jugó en Cali con América. Quedamos 3-3. Un partido muy verriondo, muy sufrido. Estábamos cerca de una fecha especial, no sé si previo a un Día del Padre”, reconstruye Morantes.
El “Rojo” era dirigido por Pedro Sarmiento a quien lo apodaban “Piedro” por su carácter ríspido, bravo, de mal genio. Discípulo de la vieja escuela: Oswaldo Juan Zubeldía y Gabriel Ochoa Uribe, “Piedro” decidió concentrar al equipo para disputar aquella final sin “antes” y hasta hoy sin “después” en la historia de ambos clubes.
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“A mi me decían ‘Barriga’, Pedro me puso así. Y los muchachos: ‘Nei, hablá con el profe, que nos deje salir’. Y yo: ‘Piedro, vení, mirá, clasificamos para la final y ¿no nos vas a dejar salir? Y Piedro: ‘¡No! ¡Nada! Yo los conozco a ustedes’. Y yo: ‘¡Dale Piedro, dale Piedro!’. Y ese man: ‘No Barriga, no, nooo’. Yo: ‘Hasta las 12 profe, hasta las 12 no más…’”.
A “Piedro” se le hablandó el corazón con los pucheros de “Barriga” y terminó corriendo los seguros de las chapas. Los muchachos, a cuatro días de la final más importante en la historia de los dos rivales más cítricos de Medellín, salieron con la condición de cumplir el horario de La cenicienta, o sea, volver al hotel a las 12 de la noche o antes.
“¿Juiciosos? ¡Oigan a éste! Tres de la mañana y todavía nos estaban buscando por todo Medellín”, relata “Barriga” mientras se descose por las risas. “Eso porque ya pasó y todo, pero estas infidencias…”.
Mientras los rojos se hundían en las penumbras de la noche y se “hidrataban” con alcoholes, fenoles y etanoles antes del partido de sus vidas, los verdes dormían en sus mullidos lechos, lejos de cualquier algarabía y aparte de toda tentación maligna…
“Llegamos estallados todos. Pedro me quería matar. Al otro día teníamos entreno, el lunes, para jugar final miércoles, no pudimos entrenar. Y Pedro: ‘los voy a matar’”, cuenta Neider, a la vez que acentúa con gestos de drama la furia del estratega.
Pero “Barriga”, próximo a cumplir 29 años y después de haber hecho historia con Nacional -algo por lo cual la hinchada del Dim en principio lo miraba con recelo-, luego de haber
sudado las camisetas de Atlante e Irapuato en México, más las de Atlético Bucaramanga y Once Caldas, estaba tan maduro y hecho como para plantarle cara al “ríspido”…
“Piedro, le voy a decir algo: ¡Nosotros vamos a ganar! ¡Crea en nosotros!’. ¡Qué compromiso más grande! ¡Ganamos! Y si no, nos matan, nos matan…”, redondea Néider una historia que hasta la fecha estaba codificada.
Por: Amado Hernández Gaviria
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